La mayor parte de las biografías de Beethoven no tienen piedad con Johann van Beethoven, el padre de Ludwig. La imagen que transmiten es la de un ser abominable y cruel hacia su hijo, que le pegaba, que le enseñaba mediante amenazas y torturas, que le encerraba en un sótano y que a altas horas de la madrugada, tras volver borracho de la taberna, levantaba al pequeño Ludwig de cuatro años para que tocase el teclado durante horas. Bueno, pues si vamos a las fuentes primarias relacionadas con la infancia de Beethoven no encontramos nada de esto.

La fuente más directa y completa sobre la infancia de Beethoven es el  Manuscrito Fischer, escrito por Gottfried Fischer, hijo de un panadero en cuya casa (Bonn, Rheingasse nº 934, segundo piso) vivió de alquiler la familia Beethoven. Con la ayuda de su hermana Cäcilia, Gottfried escribió un documento entre 1837 y 1850 en el que narra muchos recuerdos de esa época y en el que solo hay 3 pasajes que hablen mal del padre de Beethoven:

1º «no aprendía mucho en la escuela y por eso le puso muy pronto al teclado y le enseñaba con severidad»

2º alguna vez vio a Beethoven «sentado al piano y llorando», aunque no dice por qué lloraba, ni siquiera que el padre estuviese cerca.

3º «Una vez estaba el pequeño Ludwig improvisando al violín, entonces vino su padre y dijo: ¿qué rascas ahí otra vez? Ya sabes que no lo puedo soportar. Cuando Johann tenía visita y Ludwig entraba en la habitación, solía éste acercarse al piano. Pero si se ponía la a tocar decía su padre: ¿Qué aporreas ahí otra vez? Marcha o recibirás un tortazo».

Esta última frase suena fuerte pero yo creo que es demasiado decir que le maltrataba. Gottfried también recuerda estas palabras de Johann: «Estoy muy orgulloso de mi hijo Ludwig. Aprende tan rápido en la música y en la composición que mucha gente le admira. Mi Ludwig, mi Ludwig, lo veo, va a ser un gran hombre de este mundo. Aquellos, que como nosotros ahora se junten en cualquier parte y lo vivan, se acordaran de mis palabras». Estas palabras, sin embargo, rara vez se mencionan.

Otro personaje que tampoco sale bien parado en las biografías de Beethoven es Tobias Pfeiffer, un músico empleado en el grupo de teatro de Bonn, buen teclista y excelente flautista y oboísta. El padre quiso que diera clase a Ludwig y para ello se instaló en una habitación de la casa, permaneciendo un año desde la primavera de 1779 hasta marzo de 1780. En las memorias de B. Mäurer, un cellista que llegó a Bonn en 1777, recogidas en un libro escrito por Friedrich Kerst en 1870 y publicado en 1913, leemos que Pfeiffer enseñaba a Beethoven en horas irregulares, a menudo después de que cerrasen la taberna. Esta es la frase de la que han partido muchos biógrafos posteriores para crear la imagen de un Pfeiffer compañero de borracheras del padre de Beethoven y suponen que muchas veces, al volver los dos a casa bebidos, recordaban que el niño no había dado sus clases ese día, y le ponían a tocar horas y horas. Los Fischer, en cuya casa vivía Pfeiffer, dedican varias páginas a hablar de Pfeiffer y no hacen referencia alguna a las supuestas malas costumbres de Tobias F. Pfeiffer, más bien lo contrario, que salía poco de casa y que siempre estaba ocupado con la música. Otras personas que conocieron a Beethoven como Wegeler y Ries escriben que Beethoven tenía mucho que agradecer a Pfeiffer y lo reconocía hasta tal punto que ya en Viena le envió un dinero de apoyo a través del Sr. Simrock.

Tampoco encontramos en Beethoven muestras de rencor hacia su padre, mas bien todo lo contrario. Una prueba de ello es que conservaba una copia escrita por su padre de la cantata Morgengesang am Schöpfungstage de C.P.E. Bach y en esa copia escribió: «Escrita por mi querido padre».

En cuanto al consumo de alcohol del padre, Fischer cuenta que la madre de Beethoven a veces regañaba a su marido por irse a la taberna. Hay otra fuente, un libro publicado en 1874 escrito por Gerhard von Breuning, hijo de un buen amigo de Beethoven, donde se lee que Beethoven evitó varias sanciones a su padre intercediendo ante el príncipe Elector para el que trabajaban ambos.

En 1787, con la muerte de su mujer, Johann perdió el control sobre su vida y seguramente abusó del alcohol, deteriorando su voz (trabajaba como cantante). Pero esto fue al final de su vida, hasta entonces había llevado una vida bastante normal y un consumo de alcohol normal, al contrario de lo que han supuesto los biógrafos posteriores.

Durante un tiempo, en vida de Beethoven, tuvo cierta difusión una leyenda según la cual el padre de Beethoven le quería poco y estaba tan frustrado porque no era su padre biológico, este era el rey de Prusia Federico Guillermo II, lo que Beethoven negaba tajantemente. No era más que un bulo que tuvo bastante recorrido entonces.

Otro argumento que se suele emplear para demostrar la crueldad del padre de Beethoven es que no tuvo escrúpulos en alterar dos años la fecha de nacimiento de su hijo, con el objetivo de que todo el mundo pensase que aquel chaval era mucho más niño prodigio de lo que en realidad era. Lo presentó en público el 26 marzo 1778 como un niño de seis años cuando en realidad hacía poco más de tres meses que habís cumplido los siete ¡Una cosa terrorífica! Ludwig tocó varios ‘Clavier-concerte’ y tríos junto a otra alumna de Johann, Helene Johanna Averdonck.

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