Mozart NO FUE ENTERRADO EN UNA FOSA COMÚN. Este mito tan extendido como difícil de erradicar es consecuencia, en gran medida, de una mala traducción o interpretación de un pasaje de su tercera biografía, Biographie W. A. Mozart’s (Leipzig: Breitkopf & Härtel, 1828), pág.576, de G. N. Nissen, casado, por cierto, con la viuda de Mozart: «La muerte de Mozart hizo que la propia viuda cayera gravemente enferma, por eso se encargó el barón van Swieten del enterramiento del cadáver de Mozart y como para ello tuvo muy en cuenta el mayor ahorro posible para la familia, el ataúd fue colocado en una fosa común [‘gemeinschaftliches Grab’] y se evitó cualquier pomposidad. En la época en la que murió Mozart, según indicaciones del sepulturero, los cadáveres se enterraban en la tercera y cuarta fila a partir de la cruz que está en el cementerio de St. Marx. El lugar donde descansan los restos de Mozart ya no podía ser precisado en 1808, cuando quiso saberse, porque los sepulcros eran desenterrados periódicamente por los enterradores»1.

El ‘gemeinschaftliches Grab’ (fosa común, ordinaria) que menciona Nissen no se refiere a una fosa en la que se entierran muchos cadáveres juntos (tipo campo de concentración) sino una fosa simple, la habitual para una persona que no pertenecía a la aristocracia. Lo que quiere decir Nissen, por tanto, es que no era un mausoleo sino una sepultura excavada en el suelo, no se sabe si con lápida o sin ella, en cualquier caso la normal y corriente para alguien no aristocrático. Estas sepulturas eran reutilizadas cada diez años más o menos, como apunta Nissen. Que quede claro: en 1791 no hubo ningún enterramiento masivo en Viena y tampoco se permitían enterramientos con sacos o ataúdes plegables. Mozart fue enterrado, por tanto, en una tumba individual, aunque no se inscribió su nombre en una lápida.

Mucha gente sigue creyendo, sin embargo, que Mozart fue envuelto en un saco de lino, colocado en un ataúd reutilizable que se abría por la parte de abajo y arrojado a una fosa junto a otros cadáveres. Esta leyenda se debe a dos imágenes: la película Amadeus y un ataúd del ‘Museo fúnebre’ de Viena, pero es el resultado de un malentendido creado por historiadores y autores mal informados. No hay que olvidar que la película Amadeus se basa en la obra teatral de Peter Schaffer (1979), basada a su vez en Mozart y Salieri del ruso Pushkin (1830) que también sirvió de base a Rimsky-Korsakov para su ópera del mismo título (1898). Autores como Volkmar Braunbehrens, quien en su libro Mozart in Vienna (1986) mezcla toda clase de información de segunda mano, han contribuido a sustentar la leyenda del ataúd reutilizable y la fosa común.

 

6 comentarios sobre “La fosa común de Mozart

  1. ¡Qué curioso! No somos conscientes del peligro que tienen las malas traducciones, desde luego yo era una de tantas que pensaba que lo de que Mozart fue enterrado en una fosa común era algo más que documentado. ¡Gracias por el dato!
    Aprovecho para expresarle mi más profunda admiración… Su “Historia de la Música en 6 bloques” me parece una auténtica obra maestra, y gracias a ella aprobé mis oposiciones, así que ¡le debo mucho!

    ¡Un saludo!

    1. Hola, Ana. Me alegro mucho de que hayas aprobado tu oposición y de que mis libros te hayan ayudado a ello. Gracias por hacérmelo saber. Me hace mucha ilusión y me anima mucho.
      Un saludo.

  2. Hola Roberto, felicitaciones por su gran trabajo. Me ha dejado maravillado su Historia de la música en 6 bloques por la calidad y accesibilidad del material. Las entradas del blog, como esta misma, son excelentes también. Aprovecho para consultarle sobre sus libros, he querido comprarlos en versión digital y no encontré esa opción. ¿Será posible hacerlo? Desde ya muchas gracias y saludos desde la Patagonia Argentina.

  3. Hola Roberto, estoy maravillado con el tesoro que acabo de descubrir contigo, me siento como niño con dinero en una juguetería. Me voy a regalar el libo de la La Historia de la Música, será una gran navidad. Te escuché por primera vez en Radio Clásica con el tema de la patrona de la música, genial. Me encanta ahora el desmentido al mito de la fosa común, aunque he de confesar que es más romántico pensar el tema del gran genio musical tan poco valorado en su época que terminó en una fosa común. Cosa que quizá pasó después con sus restos. No sé qué se hacía con los restos de los muertos una vez que los sepultureros abrían las tumbas para usarlas de nuevo. Saludos y gracias por tus textos.

    1. Hola, Giovanni.Muchas gracias por tus palabras, me alegro que te gusten los desmentidos. Sobre qué se hacía con los restos mortales, en el caso de Mozart parece que en 1801, 10 años después del fallecimiento, hubo que vaciar la tumba porque se necesitaba para otros muertos y el enterrador, Joseph Rothmayer, según parece, se quedó con el cráneo del compositor. Tras la muerte de Rothmayer, el cráneo pasó al siguiente enterrador, este a un amigo, este a su hermano, se le pierde la pista durante unos años hasta 1868, cuando un anatomista lo donó en 1892 a la ciudad de Salzburgo. Hasta 1940 el cráneo estuvo expuesto en la casa natal de Mozart y luego pasó a formar parte del tesoro del ‘Stiftung Mozarteum’. En 2006 un grupo de investigadores del Instituto de patología de Innsbruck analizó el ADN de dos dientes del cráneo y lo compararon con los restos de la abuela materna y los de una sobrina, enterradas en el cementerio de Salzburgo. El resultado de este estudio fue que el supuesto cráneo de Mozart no coincide con el ADN de sus familiares, al igual que había sucedido con la información genética que se extrajo de dos pelos que supuestamente pertenecieron a Mozart.

Responder a Roberto L. Pajares Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *